domingo, 10 de enero de 2010
Parece que este invierno no íbamos a tener otro nevazo tan grande como el acontecido el pasado mes de diciembre en la capital, pero el del día 8 de enero fue similar. Si es que la cosa no pintaba bien desde que en el calendario escolar de este curso no figuraba como festivo el 7 de enero (ya empiezan los recortes, espero que no se consoliden). Yo no he podido jugar con mis juguetes, pero como sé quienes son los Reyes, no me importa. Y todo ello sumado a la "felicitación navideña" que desde inspección enviaron a los centros recordándonos cuales son nuestras obligaciones los días previos a la Navidad, y más teniendo en cuenta las alteraciones surgidas por el reciente temporal de nieve (sic). Qué manera más original y discreta de considerarnos "presuntos absentistas". Cuanta razón lleva el viejo refrán que dice "piensa el ladrón..." En fin, el cielo nos ha echado un capote a muchos, blanco en esta ocasión, y nos ha obsequiado con un "extra". Por cierto, ¿quién dijo que el clima está cambiando?
Albacete,..
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6 comentarios:
Hostias qué miedo,ya están de regreso, ya están aquí, volvieron las vacaciones de antaño.
Por cierto, ¿quién dijo que la escuela no había cambiado?, si ha cambiado y no sólo por la plastilina. Antes los maestros iban a clase incluso el día antes de su muerte, tras la noche más oscura, ahora sólo un leve manto de nieve impura nos deja en la cuneta del miedo.
¡Maldito bienestar!
A esto nos ha llevado el que los hombres de España no hagan la milicia, culpa de Jose María Buenvino.
Y nosotros seguimos arriengando nuestra vida en pro de la docencia. Un leve manto de nieve no es suficiente para impedirnos cuplir con nuestra honorable misión educativa, pero una helada pista de patinaje acojona al más pintao...ah, qué felices vivís los que no tenéis que coger el coche para reuniros con vuestros alumnos, tan sedientos de conocimientos! Por ellos, todo, hasta jugarte la vida.
En fin, Paco, el artículo es muy bueno, incisivo, gracioso e inteligente (no se podía esperar menos de mente tan preclara), ahora, has cometido una grave falta de ortografía (un nuevo fallo del alzheimer, quizás?)
¿Corregida?
¿Cuándo dejaréis de miraros en los alrededores del ombligo?
Mis excusas a los héroes del asfalto, los príncipes de la didáctica y los dribladores de las cunetas. Nunca dudé se ustedes.
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